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Pla­gio y Catar­sis Soció­pa­ta en Los Por­tales del Lim­bo de Irv­ing Cordero

LOS VER­SOS VORACES entre la pres­en­cia y ausen­cia ontológ­i­ca, la vida y la muerte, la vio­len­cia, la eufo­ria y la soledad. El poeta se llo­ra en ter­cera per­sona pero con may­or fre­cuen­cia ata­ca en primera. Viste un yo líri­co bipo­lar, con imá­genes de psi­cofár­ma­cos, man­i­comios, muerte y sím­bo­los cris­tianos, invertidos.

Los Por­tales del Lim­bo es la primera obra de Irv­ing Cordero, poeta joven, nicaragüense y extraño. La tonal­i­dad som­bría mar­ca un crono­topo que a pesar de definirse a sí mis­mo como amplio, se con­trae y ensan­cha con un sopor sofocante.

Esta obra con­sti­tuye un impor­tante juego de for­ma y apropiación estéti­ca en que el poeta sale de imposi­ciones for­mal­is­tas rel­a­ti­vas a su pro­pio espa­cio y tiem­po, para crear con autonomía dán­dose una pau­ta exigi­da por su propia catarsis.

Con demasi­a­da fre­cuen­cia el que­hac­er lit­er­ario es poda­do y forza­do den­tro de moldes que deter­mi­nan las aspira­ciones de algún grupo social. Estos lin­eamien­tos con fre­cuen­cia tien­den a ser la dié­ge­sis en el fon­do de bas­tantes obras, y aunque en múlti­ples oca­siones brotan lit­er­at­uras nuevas y orig­i­nales, no son el úni­co sue­lo en donde puede apare­cer la creación.

Cordero se dis­tan­cia de una obra impues­ta y reac­ciona de for­ma alti­va en con­tra del condi­cionamien­to. A veces un ver­si­fi­cador mis­án­tropo, cui­da su criatu­ra abstrac­ta en con­tra del com­pro­miso, tal como se entiende esa pal­abra. El poeta pro­tege el dere­cho a no ser una postal, a que no reduz­can la creación de nue­stro con­ti­nente a exo­tismos y a la explotación de un pueblo mucho más het­erogé­neo y com­ple­jo que el rep­re­sen­ta­do en pan­fle­tos unidimensionales.

La expe­ri­en­cia intimista hecha grisáceo sufrim­ien­to, remem­bra un plac­er en con­stante amar­gu­ra que de repente se agi­ta rabiosa­mente. Un ser extrav­a­gante y fan­ta­sioso ver­si­fi­ca con san­gre de sus propias heri­das rit­uales y describe velo­ces recor­ri­dos por la mente, con lengua maldita.

En com­pañía de fan­tas­mas autode­struc­tivos el poeta hace reflex­iones sobre la filosofía del arte, y la expe­ri­en­cia vital; ingre­di­entes que con­ju­ga sin excep­ción, para pro­ducir. Parte inves­ti­gador, parte curioso voyeurista, el yo líri­co dela­ta tur­badas fasci­na­ciones con el dolor, la sedación y la locura.

El yo líri­co en su búsque­da se divor­cia de la moral cris­tiana pero por una extraña razón decide man­ten­er su icono­grafía. Con­struye una mime­sis here­je que se pres­ta a cur­sos de acción saca­dos del teatro de la cru­el­dad, indi­ca con may­or pro­fun­di­dad la resisten­cia a ser nor­ma­do por imposi­ciones tiráni­cas. Prob­le­mas con autori­dad, otro gran ras­go maldito.

Una visión del amor román­ti­co, dis­tin­ta a la de un már­tir cuya frus­tración lo con­mueve a crear belleza melancóli­ca. Esta obra se car­ac­ter­i­za por un falo­cen­tris­mo sádi­co que degra­da a la amante al sup­li­cio y a la sum­isión, en parte porque en el sis­tema de val­ores que se despl­ie­ga en esta obra el dolor es placer.

Inter­nal­iza­da en la cos­mo­visión de claro corte exis­ten­cial­ista, lo fan­tás­ti­co y mági­co es susti­tu­i­do y con­tin­u­a­do por nociones de psi­coanáli­sis freudi­ano, doc­tri­nas ori­en­tales y chamanís­ti­cas así como esta­dos alter­nos de con­cien­cia por el uso de sustancias.

Imá­genes de aber­ra­dos ron­dan­do víc­ti­mas femeni­nas y analogías que se basan de for­ma explíci­ta en hímenes, clí­toris, fetos y ped­ofil­ia son los ver­sos real­mente escalofri­antes de tan exci­ta­da y per­tur­bante obra.

INVER­SIÓN PSÍQUICA Y SIMBÓLICA

A niv­el for­mal el autor mues­tra su dis­tan­ci­amien­to con respec­to a las imposi­ciones de la sociedad, hace una clara rup­tura con ten­den­cias lit­er­arias ori­en­tadas al nacional­is­mo o la car­ac­ter­i­zación de coyun­turas. Si bien, lo intimista-viven­cial da la pau­ta emo­cional para la retrac­ción; el uso de una for­ma indi­vid­u­al­ista de arte ali­men­ta­da por los exce­sos hedo­nistas (que se man­i­fi­es­tan con fras­es apologéti­cas de dro­gas líc­i­tas, ilíc­i­tas y psi­cofár­ma­cos), hace el vín­cu­lo entre este poeta maldito del siglo XXI con sus predecesores.

Escrito­rios de ánge­les sinie­stros enve­ne­nan­do
ser­pi­entes dan­zantes al olor del humo
de la pipa crackera

La inver­sión de val­ores en esta estro­fa se da entre el ángel que vic­tim­iza a la ser­pi­ente, la ser­pi­ente es humana y débil, sus­cep­ti­ble a la tentación del ángel. El ángel al igual que el dios cris­tiano es una antropo­mor­fización. En este caso la oposi­ción es más pro­fun­da que aque­l­la de la polar­i­dad del bien y el mal, sino que se remon­ta al ori­gen mitológi­co del ente que se pre­tende derog­ar, al jardín del Edén en donde es la ser­pi­ente es la que tien­ta al humano hecho a ima­gen y semejanza.

Arrodil­la al dios repren­di­do por tu dedo impe­r­i­al cru­ci­fi­ca­do en su
pre­po­tente dis­crim­i­nación, resarce la injus­ti­cia en esca­mas de
pirañas tras la pre­sa de ocios inso­lentes y hábitos parasitarios.

(…) ser lami­do en las igle­sias frías por la sum­isión de los
per­ros.

“Dios” en letra minús­cu­la repren­di­do y no repren­di­en­do. En el libro de Apoc­alip­sis dice que es Dios hará a Satán arrodil­larse para cul­mi­nar así el tri­un­fo del bien sobre el mal. El tér­mi­no “hábitos par­a­sitar­ios” es polisémi­co, pero en sen­ti­do sim­bóli­co-reli­gioso es una sinéc­doque del clero que se nutre de esfuer­zos y propiedad aje­na. “sum­isión de los per­ros” frase de corte artau­di­ana que ter­mi­na por cal­i­ficar a las masas cóm­plices de su propia dogma­ti­zación. El par­tici­pio de lamer, en un con­tex­to sacro invo­ca al lobo man­so del poe­ma de Darío, sin embar­go esta per­spec­ti­va es más sim­i­lar a la del lobo decep­ciona­do que aque­l­la de la voz líri­ca. Nótese el juego ontológi­co de ser, sea Dios, humano, piraña, parási­to o per­ro, y la inter­cam­bi­a­bil­i­dad sim­bóli­ca entre ellos.

La críti­ca no se limi­ta a lamen­tar un apri­sion­amien­to de la idea, sino que se plantea una real­i­dad que existe por sí propia y que no depende de la teología impuesta:

Nihilis­mo cícli­co de eras aban­don­adas, seg­re­gan
palidez a una exis­ten­cia agónica.

La con­cep­ción de la his­to­ria cícli­ca y la angus­tia como real­i­dad de la exis­ten­cia, son la car­ac­ter­i­zación que el poeta. La exis­ten­cia es pál­i­da porque lo páli­do es una dis­olu­ción del col­or, esta metá­fo­ra crom­a­ti­za­da sim­boliza la mis­ma dis­olu­ción de la vida o para pon­er­lo en con­tex­to de tiem­po y espa­cio, la fugaci­dad de la vida.

¡Crear, creer, creerse dios­es! cre­an­do fetos enmarañados.

La alit­eración en este ver­so es una gradación que lle­ga de la creación como ver­bo infini­ti­vo que pasa a gerun­dio (acción en tiem­po pre­sente). Sin embar­go existe una sep­a­ración retóri­ca en este ver­so, la mis­ma es delim­i­ta­da por un anti­clí­max en donde la dei­dad se desem­bo­ca en un “feto enmaraña­do”. Implíci­ta en este ver­so rebelde está la con­cep­ción de que el poder de la divinidad está en la creación, don que es posi­ble para el humano. Afir­man­do un antropocen­tris­mo en donde la suprema­cía es la con­vic­ción y la capaci­dad de creación.

¡Ayer no era yo! Holo­gra­mas bau­ti­z­a­ban mis ojos,
sumergi­do en mi cuar­to las sala­man­dras escupían colores.

La creación se vuel­ca sobre sí mis­ma, el hom­bre creador, el dios es sólo un cuer­po esclav­iza­do por las proyec­ciones de su mente anárquica. “Ser” en for­ma tem­po­ral, pres­en­cia-ausen­cia en for­ma simultánea y alu­ci­na­ciones esquizoides. La veloci­dad y la lib­er­tad de la sala­man­dra, que en otros poe­mas el autor lla­ma tam­bién “per­ro­zom­popos”, escu­pen alu­ci­na­ciones indifer­entes (casi jac­tan­ciosas) al sufrim­ien­to del yo lírico.

La angus­tia es la incer­tidum­bre; si el poeta supiese que es dios, o tiene la certeza de no ser­lo el asun­to ontológi­co se resuelve. La vac­ilación, la parado­ja el no saber qué hac­er ni qué ser. El yo que es dilu­i­do por lo exógeno a vol­un­tad de visiones alu­cinó­ge­nas. En el caso de Rinosuke Akatanagua, el con­flic­to se resuelve así:

Leyen­do la vida de Empé­do­cles, me di cuen­ta de cuán antiguo es el deseo de uno de con­ver­tirse en Dios. Esta car­ta, en cuan­to a mí concierne, no inten­ta esto. Por el con­trario, yo me con­sidero uno de los hom­bres más comunes. Vos debés recor­dar esos días, veinte años atrás, cuan­do dis­cu­ti­mos “Empé­do­cles sobre el Etna” bajo los árboles de tilo. En esos tiem­pos yo era uno de esos que desea­ba con­ver­tirse en Dios.

Por su parte, el poeta irresuelto:

No soy yo… cuer­po con ves­ti­men­tas, tele­sco­pio de nimiedades
de obser­vación, mera per­cep­ción inequívo­ca, hoy reit­ero; no sé si
estoy aquí

La vida puede ser un espe­jis­mo de sí mis­ma, la no-iden­ti­fi­cación de la esen­cia en relación con la maquinar­ia biológ­i­ca. Este juego tiene la propiedad de ser necio, o una par­o­dia de sí mis­mo. La sala­man­dra es un per­son­aje, si recor­damos al Freud que escribe de sueños, en cuyos esta­dios el “yo” tam­bién es el otro. La sala­man­dra mofa al yo líri­co, el yo líri­co se mofa y mofa al espectador.

El últi­mo ver­so cita­do lee sim­ple­mente: “estoy aquí” su posi­ción no es dic­ta­da por musi­cal­i­dad ni por gra­mat­i­cal­i­dad, ya que la primera parte de lo que hace al ver­so una idea com­ple­ta está en el ante­ri­or. El ver­so ha sido colo­ca­do de esa for­ma por razones de seman­ti­ci­dad, el efec­to polisémi­co dela­ta inten­ciones cap­ciosas que pueden eludir al pro­pio poeta.

BREVES REFLEX­IONES INTERTEXTUALES

Bajo los senos de la tier­ra horrorosa

dios-la-per­ra se ha reti­ra­do,
de los senos de tier­ra y de agua hela­da
que pudren su lengua vacía.

—Artaud

Una per­ra vela la noche de estrel­las muer­tas
vagabun­da en un frío den­ta­do cru­jen los sonidos
del vien­to, las hojas secas en un tron­co sub­ver­si­vo
a la muerte de paso.

—Cordero

En ambas estro­fas recién citadas, los cur­sos de acción son deter­mi­na­dos por una per­ra, para Artaud la per­ra es dios, para Cordero es la actante, en ambos casos está en ter­cera per­sona. Cordero a difer­en­cia de Artaud da may­ores atrib­u­tos a la per­ra en cuan­to a rel­e­van­cia, pese a que, Artaud la equipara con dios, sin embar­go un dios degradado.

—En la estro­fa de este poe­ma de El Obli­go de los Lim­bos, la per­ra deam­bu­la como deam­bu­la­ban Adán y Eva luego de la caí­da. El ter­reno es antropo­mor­fiza­do en la fisonomía femeni­na, hos­til a la dei­dad expul­sa­da y maldecida.

En la estro­fa de Los Por­tales del Lim­bo la per­ra sim­ple­mente vaga por un crono­topo a pesar de tam­bién ser antropo­mor­fo, carece de per­son­al­i­dad sex­u­al, por lo tan­to es más genéri­ca. Es ocul­ta, por cual­i­dad sub­ver­si­va y muer­ta: primero muer­ta, luego subversiva.

El con­traste de ambos tex­tos es sim­i­lar a dos uni­ver­sos para­le­los en donde uno existe en El Obli­go de los Lim­bos y otro en Los Por­tales del Lim­bo. Estos ver­sos son etére­os y se ambi­en­tan en lugares inex­is­tentes son rep­re­senta­ciones metafóri­c­as del ser, que no es especi­fi­ca­do ante sí mis­mo ni ante nadie. Sus­pendi­dos en el vacío como la sus­tan­cia misma.

Sus­pi­ra la bel­la desnu­da y ven­ci­da,
y en tan­to que al aire sus que­jas se van,
del fon­do ver­doso de fron­da tup­i­da
chis­pean tur­ba­dos los ojos de Pan.

—Darío

escla­va rev­e­la­da al frío de besos
estu­pe­fa­cientes,

—mujer, man­zana, ser­pi­ente, arrás­trate que fuiste tú la que
me ten­tó.

—Cordero

A primera vista es notable el desigual­dad entre en pre­cio­sis­mo de Darío y el sadis­mo fáli­co en el poe­ma de Cordero. Ambos reflex­io­nan sobre mor­fización de Zeus en un cisne para acer­carse a Leda y vio­lar­la. Lo que para Darío es pan (sím­bo­lo de sus­ten­to) es para Cordero un estu­pe­fa­ciente o una man­zana (sím­bo­lo bíbli­co de caí­da), “desnu­da y ven­ci­da” se tra­duce a “escla­va rev­e­la­da”. Nótese sin embar­go la equiv­a­len­cia inter­tex­tu­al de pan con estupefaciente.

Crim­i­nal latente mas­tur­bán­dose
¿Hay hímenes rotos?

—IC, Asfixi­ante Despertar

Fol­la­jes escon­den el rito donde se ofi­cia sacra rebe­lión
de clí­toris enro­je­ci­dos (cres­pas de gal­los), pero si esta
(…)

—IC, Cin­tas Volátiles

La lujuria y el deseo se vierten en un espi­ral descon­tro­la­do de sado­ma­so­quis­mo nat­u­ral­ista. La equiv­a­len­cia de dolor con plac­er es de foco sádi­co, aguar­da vic­timizar como cazador a pre­sa. A primera vista existe una equidad que es sólo aparente desa­parece cuan­do surge la inter­ro­gante de por qué. El yo líri­co es ator­men­ta­do y quiere ator­men­tar, la soledad úni­ca­mente se aca­ba si tor­tu­ra. Al mis­mo tiem­po es un juego de poder.

vierte con­fusa­mente la bue­na acción y el crimen,
y se puede por eso com­para­rte al vino.

—Baude­laire

San Fran­cis­co reed­i­taron la his­to­ria, encer­ra­do
yo en un fras­co de Riv­otril, digo fias­co, cer­ran­do el candado.

—Cordero

Pese a que en la poesía de Cordero no se da el uso de sím­bo­los alquími­cos, en estos ver­sos desta­co simil­i­tudes en cuan­to a las con­struc­ciones gra­mat­i­cales y la retóri­ca, en el primer ver­so cita­do de Baude­laire hay una alit­eración con el uso de la letra “c” en el primer ver­so de los cita­dos a seguir de Cordero, hay una alit­eración con la letra “n” y la “r”. En ambas oca­siones es para lle­var ráp­i­da­mente a un clí­max en los segun­dos ver­sos respectivos.

La sim­bología del vino según la tradi­ción tán­tri­ca es de fuego y una expe­ri­en­cia de lig­era inmor­tal­i­dad, según la tradi­ción occi­den­tal sim­boliza la san­gre (vino rojo) y la comu­nión con Cristo, o cani­bal­is­mo sim­bóli­co. El equiv­a­lente al vino en el segun­do ver­so recién cita­do de Cordero, es Riv­otril el nom­bre de mar­ca de Clon­aza­pam un psi­cofár­ma­co típi­ca­mente usa­do para la agorafobia.

El para­le­lo entre estas dos sus­tan­cias prob­a­ble­mente es para dotar de la sim­bología del primero al segun­do. En un peri­o­do históri­co pos­mod­er­no, muchos ciu­dadanos tienen la opor­tu­nidad de enfrentar sus des­bal­ances quími­cos de for­ma más cien­tí­fi­ca que un alma tor­tu­ra­da de la Fran­cia bohemia del siglo XIX.

Pero más impor­tante es el rol pre­pon­der­ante de la otredad psíquica, los esta­dos alter­nos son, como lo sug­iere la alquimia, una lig­era inmor­tal­i­dad; lo que nos trae de nue­vo a la posi­bil­i­dad y/o parado­ja ontológica.

NOTAS FINALES

La obra intimista de Cordero, sin duda está al ini­cio de su evolu­ción. No obstante mues­tra ya ras­gos estilís­ti­cos muy pro­pios, como la evi­dente y celosa pro­tec­ción de su autonomía artís­ti­ca, ver­sos cuyas ter­mi­na­ciones aparente­mente erráti­cas aís­lan con­struc­ciones lingüís­ti­cas con el fin de crear posi­bil­i­dades polisémi­cas, el uso de un tono tan vio­len­to como melancóli­co que sin embar­go no cae en dar lás­ti­ma, etc.

La obra entera es salpic­a­da por insin­ua­ciones san­guíneas cuasi-sicóti­cas que mues­tran gran valen­tía por parte del poeta. Es con este tipo de pasión (pasión como dolor) se hace la inver­sión de los val­ores sim­bóli­cos cris­tianos, der­rum­ban­do así las her­ramien­tas didác­ti­cas que se han ocu­pa­do para calar el incon­sciente colec­ti­vo de las masas.

A pesar de la críti­ca a la manip­u­lación de civ­i­liza­ciones por parte del poder, el foco del dis­cur­so lit­er­ario está más ori­en­ta­do a com­bat­ir la irritación per­son­al que las insti­tu­ciones cau­san al ver­si­fi­cador, más que a una ini­cia­ti­va por sal­var al mundo.

El dolor es la con­stante más notable, luego una crono­topía noc­tur­na som­bría y lejana en donde los poet­as malditos siguen obse­sio­n­an­do, embriagán­dose y per­pet­uan­do un esta­do entre la exis­ten­cia y la no-exis­ten­cia en donde asimis­mo se encuen­tran muchos de estos versos.

El amor en el inte­ri­or de un sufrim­ien­to per­petuo, sólo puede describir una tonal­i­dad más. Por ello lo román­ti­co es suplan­ta­do por lo sado­ma­so­quista y la mis­ma rebeldía que pro­tege a la lib­er­tad de la creación autóno­ma como úni­ca opor­tu­nidad para la orig­i­nal­i­dad, se man­i­fi­es­ta en jue­gos de poder.

Pese a una eti­que­ta exis­ten­cial­ista que sin duda seguirá a esta obra, insis­to en que su ver­dadera nat­u­raleza y la de un oniris­mo sur­re­al­ista que desafía lo que cono­ce­mos de pres­en­cia y ausen­cia. Los Por­tales del Lim­bo es un lugar por donde el poeta pasa de su humanidad a su infrahu­manidad, como a él le gusta.

Author and dig­i­tal medi­as­cape artist. CON­TACT FOR WORKS AND COM­MIS­SIONS. Pub­lished poet­ry col­lec­tions include: Con­fla­gración Caribe (Poet­ry, 2007), the  lim­it­ed edi­tion Nicaraguan mem­oir Poet­as Pequeños Dios­es (2006)Novísi­mos: Poet­as Nicaragüens­es del Ter­cer Mile­nio (2006) and 4M3R1C4 Novísi­ma Poesía Lati­noamer­i­cana (2010). And for the time being, The Hyacinth: An On-going Nat Sec Sto­ry (lit­er­ary fic­tion), is in the process of being writ­ten, the work touch­es on a vari­ety of themes that include glob­al traf­fick­ing, sur­veil­lance cap­i­tal­ism, hys­ter­i­cal deprav­i­ty, mind con­trol, crim­i­nal tyran­ny, eco­nom­ic coer­cion, racist astro­turf­ing, whack­tivism, online dis­rup­tion, gag war­fare, proxy ter­ror­ism, deep­fake attacks, 21st Cen­tu­ry slav­ery, Et al.

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